martes, 15 de julio de 2014

Desmontando el independentismo catalán

No voy a tratar en esta entrada de desmontar el independentismo como ideología nacionalista, ya que éste es totalmente respetable, sino que trataré de desmontar los diferentes argumentos con las que los nacionalistas catalanes intentan sostenerlo. Son muchos y variados los temas con los que han tratado de defender esa postura ideológica, desde el famoso "Espanya ens roba" (España nos roba), pasando por sus invenciones históricas, su mal empleado derecho a la autodeterminación o su permanencia en la UE pese a la independencia, entre otras.

Todo nacionalismo surge de una continua evocación a la patria, a la identidad, a la cultura o a la lengua y es cierto que existe una cultura catalana, al igual que gallega, vasca, castellana o andaluza, e incluso lenguas como el euskera, el gallego, el catalán y evidentemente, el castellano. Han sido muchos los ejemplos que el nacionalismo nos ha dado de la manipulación de la historia, o si no, al menos, de como ha intentado acercarla a sus intereses. El nacionalismo catalán no iba a ser menos. Uno de los órganos que se encarga de promover esta manipulación de la historia es la Asamblea Nacional Catalana (ANC), que nos deja invenciones tan burdas como las que aparecen en este vídeo de una conferencia de Victor Cucurull:

Fuente: Dolça Catalunya

El nacionalismo catalán marca como fecha clave el 11 de septiembre de 1714 (a raíz de entonces, según los nacionalistas, se perdió la independencia catalana y lo conmemoran con el famoso Día de la Dìada). Esta fecha está enmarcada dentro de la Guerra de Sucesión española (1701-1713). Antes de la muerte de Carlos II, al no tener descendencia, se nombra heredero a Felipe de Anjou (Felipe V), borbón, nieto de Luis XIV de Francia. Este nombramiento supuso una fuerte alianza con Francia; sus principales apoyos los recibiría desde Castilla. La unión hispanofrancesa, despertó los recelos del resto de potencias, Inglaterra, Holanda y Portugal, que promovieron el nombramiento de Carlos de Habsburgo, de los austrias, y cuyos principales apoyos estaban en Aragón, y, por ende, Cataluña. Esta división de los apoyos no significa que Castilla fuera plenamente borbónica y Aragón (Cataluña), austricista. Finalmente la Guerra de Sucesión terminó con la victoria borbónica, plasmada en el Tratado de Utretch de 1713; y en 1714 se produjo la caída de Barcelona, último bastión en favor de Carlos de Habsburgo como Rey de España.

Otra de las armas de la manipulación histórica, es la resurrección del pancatalanismo, ejemplificada en los Països Catalans, que comprenderían: Cataluña, franja de Aragón, C. Valenciana, Baleares, el sur de Francia (Rosellón), Andorra y la ciudad italiana de Alguer. Estos territorios son pretendidos por el nacionalismo catalán pese al continuo rechazo de los gobiernos autonómicos, como el reciente caso valenciano (Fabra rechaza los Países Catalanes).

Otro de los argumentos esgrimidos por el nacionalismo catalán, sobre todo en lo referente a la realización de la consulta, es el del reconocimiento del derecho de autodeterminación. Este derecho, recogido en la Carta de las Naciones Unidas (Derecho de Libre Autodeterminación), reconoce la posibilidad de los pueblos a la libre determinación siempre que, como recoge en su Resolución 2625(XXV)ninguna de las disposiciones de los párrafos precedentes (de la Resolución) se entenderá en el sentido de que autoriza o fomenta cualquier acción encaminada a quebrantar o menospreciar, total o parcialmente, la integridad territorial de Estados soberanos e independientes que se conduzcan de conformidad con el principio de la igualdad de derechos y de la libre determinación de los pueblos antes descrito y estén, por tanto, dotados de un gobierno que represente a la totalidad del pueblo perteneciente al territorio, sin distinción por motivos de raza, credo o color”. Es decir, un pueblo (el catalán), con representación en las Cortes Generales (24 senadores y 47 diputados), divididos en diferentes ideologías, no pueden recurrir a este derecho exclusivo de pueblos sometidos o con privaciones en sus derechos o igualdades puesto que, sencillamente, no se producen tales vulneraciones. 

Debido a estas diferencias en lo que derecho de autodeterminación supone y la situación real de la sociedad catalana, es imposible establecer una comparación con casos como la independencia de Kosovo por mucho que el nacionalismo catalán lo tenga como referencia. Es curioso además la continua incoherencia de los argumentos nacionalistas, visible en una de las últimas sesiones del Parlamento de Cataluña, donde se ha negado el reconocimiento del derecho de autodeterminación de palestinos y saharauis, teniendo en cuenta que la propia ONU ya reconoce a Palestina como Estado Observador.

Dejando de lado estos argumentos históricos y jurídicos vayamos ahora a los aspectos económicos que sustentan esta posición ideológica. Voy a empezar, como no podía ser de otra manera, con el ya mencionado "España nos roba". Esta manida frase escenificaba el supuesto expolio fiscal que realiza la Administración Central sobre Cataluña. La Generalitat la cifraba en más de 16.000 millones de euros (diferencia entre lo que aporta y lo que recibe). Bien es cierto que es de las comunidades que más aporta a las arcas del Estado (sólo por detrás de Madrid), pero también es cierto que, por ejemplo, las principales empresas a nivel nacional, aunque su actividad se distribuya por todo el territorio, sus tributaciones (el pago de impuestos) se producen en estas dos comunidades. Esta cifra anunciada por el equipo de Artur Mas se verá reducida sustancialmente en las próximas "cuentas públicas regionalizadas" que anunciará el ministro Cristobal Montoro durante el verano. Datos que ya se adelantaban un año antes desde la plataforma Convivencia Cívica Catalana en su publicación "El maquillaje de la balanza fiscal de Cataluña". Otro de los aspectos a tener en cuenta, sería la no inclusión de actividades como las de las Fuerzas Armadas o el Ministerio de Exteriores como inversiones en Cataluña, ya que en su opinión, esas actividades no benefician a la comunidad autónoma puesto que sus recursos son gestionados desde Madrid.

A pesar de la perenne discrepancia respecto a estas balanzas, los propios asesores del presidente catalán han abogado por cambiar de discurso, siendo conscientes que además de estar manipulado puede dar una imagen de poca solidaridad respecto al resto de CC.AA. La realidad palpable, si se bucea un poco en los datos económicos, es que la Generalitat de Cataluña sufre de una pésima gestión, puesto que se trata de la comunidad autónoma con la mayor deuda (situada en más de 57.000 millones en 2013) y que, demagógicamente, ya ha necesitado de la ayuda del Estado (Fondo de Liquidez Autonómico) para recibir más de 6.600 millones en 2012 y más de 10.500 en 2013 para el pago de vencimiento de la deuda. Mientras tanto, continúan con sus pretensiones (incoherentes respecto a la situación económica) como la creación de un CNI catalán, una Hacienda propia, las subvenciones al doblaje en catalán, las ayudas a los medios de comunicación catalanes e incluso, como se ha publicado recientemente, un ejército. 


Por último, pero no por ello menos importante, me gustaría hacer hincapié en la posición de esta hipotética Cataluña independiente en la escena internacional. El no reconocimiento en el derecho internacional de una declaración unilateral de independencia abocaría la nueva Cataluña a un limbo jurídico que la excluiría automáticamente de la ONU, la UE (y con ella, del euro) y la OTAN por numerar algunas. Esta salida se produciría por el no reconocimiento de Cataluña como Estado por la comunidad internacional, lo que le imposibilitaría el pedir el acceso a los mismos (es el caso de Osetia y Abjasia). Si suponemos que finalmente este reconocimiento se produce, la entrada en estas organizaciones aún debería ser votada en el caso de la ONU, a petición del Consejo de Seguridad con mayoría de 9 votos (incluyendo los 5 con poder de veto, EE.UU, Rusia, China, Reino Unido y Francia) y posteriormente por 2/3 de la Asamblea General; en el caso de la UE y la OTAN por unanimidad de sus miembros. Son situaciones complejas en las que, en el caso de UE y OTAN, España tendría el poder de vetar esa entrada. Son numerosos los líderes internacionales y cargos europeos que han manifestado estas realidades a pesar de las insistencias de Artur Mas.  


Estamos pues, ante un debate al que nos ha llevado el actual modelo autonómico, cediendo una competencia básica como es la educación, y que en aquellas comunidades autónomas en las que han gobernado los nacionalistas se ha convertido en un arma, puesto que el adoctrinamiento histórico que viven las nuevas generaciones es palpable. Esto ha sido posible en parte debido al interés político de los dos grandes partidos (PP-PSOE), que en diferentes etapas han facilitado el gobierno de CiU a cambio de apoyar a éstos en el Congreso. Como bien dice el refranero español "de aquellos polvos, estos lodos" y aunque es tarde para cambiar la situación no hay nada más fuerte que la verdad y la realidad (tanto histórica como jurista) para hacer frente a la manipulación que desde el gobierno y gracias a instituciones públicas como los medios de comunicación, se está llevando a cabo. El actual nacionalismo se ha ido alimentando de una mano que ha manejado irresponsablemente la Administración Central, una mano que cada vez ha ido recibiendo más mordiscos y que difícilmente va a ser reconstruida.


Ya lo dijo Otto von Bismarck: "España es el país más fuerte del mundo. Los españoles llevan siglos intentando destruirlo y aún no lo han conseguido".



Mejor unidos.



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