lunes, 7 de julio de 2014

A golpe de... ¿referéndum?

Estamos siendo partícipes de un hecho histórico. Por primera vez en nuestra joven democracia se produce un relevo en la Jefatura de Estado. Una Jefatura de Estado que ha sido vital en el desarrollo económico, político y social de España y que fue eje conciliador en nuestra Transición. No son pocas, sin embargo, las voces que, desde el anuncio de la abdicación del Rey Juan Carlos I en favor de su hijo Felipe VI, claman por un referéndum que posibilite un cambio en el modelo de Estado, en su opinión obsoleto, en favor de otro (también en su opinión) más democrático como es la república. 

Son, no obstante, numerosas las virtudes del modelo actual y así las recogía el Rey en su discurso de investidura: "la independencia de la Corona, su neutralidad política y su vocación integradora ante las diferentes opciones ideológicas, le permiten contribuir a la estabilidad de nuestro sistema político, facilitar el equilibrio con los demás órganos constitucionales y territoriales, favorecer el ordenado funcionamiento del Estado y ser cauce para la cohesión de todos los españoles". Es imposible recoger de manera más clara las virtudes de este sistema La neutralidad política es clave para dar estabilidad a un sistema, independientemente de quien esté en el gobierno. Esa neutralidad puede favorecer que las relaciones exteriores, por ejemplo, faceta en la que Juan Carlos I ha sido, es y será imprescindible, puedan gozar de la independencia política necesaria que, en caso contrario, vendrían marcadas por la orientación política del Jefe de Estado ("politizado") de turno. 

Algunos de los importantes proyectos de las empresas españolas, en el exterior, se están llevando a cabo en lugares donde la figura de don Juan Carlos I es reconocida y admirada, lo que ha permitido, por lo tanto, la apertura de puertas a nuestras empresas a mercados donde hasta ese momento era difícil llegar (como la construcción del Ave La Meca - Medina o el Metro de Riad, cada una estimada en más de 6000 millones de euros). En cualquier caso, aún hay gente , como recoge el escritor Pérez-Reverte en su "Patente de Corso" del 9 de Junio de 2014 (Somos gilipollas), que es capaz de criticar esta labor basándose en los pocos valores democráticos de dichos países. Sin esta neutralidad política, España se vería abocada a un constante cambio en dicha figura, que no gozaría, ni de lejos, de la preparación que ha recibido el hasta ahora Príncipe de Asturias o de la ascendencia de la monarquía española, y cuya proyección exterior dependería de su orientación ideológica. 

La nueva y dividida izquierda política, encabezada por el surgimiento de la formación política Podemos, seguida por Izquierda Unida, han sido los abanderados (nunca mejor dicho) de la tricolor, demandando un referéndum que someta a votación el citado cambio de modelo. Estas posiciones discordantes se han basado en varios argumentos. Por un lado, el creciente descontento hacia la Casa Real debido especialmente al Caso Noos, que afectaba directamente a Urdangarín y la Infanta Cristina. Por otro lado, el "extenso gasto" anual que tiene la Casa Real. Pero por encima de todos, el argumento social, basado en que es el pueblo quien debe decidir el modelo político de España, puesto que "nunca se ha votado".

Voy a comparar, por una parte, económicamente nuestra Jefatura de Estado con otras monarquías europeas y repúblicas y voy a demostrar, por otra, cómo el actual modelo sí se ha votado. Empezando por el cuestionamiento del voto, hay que recordar que el actual modelo de Estado (monarquía parlamentaria) viene recogido en el articulo 1.3 del Titulo Preliminar de nuestra Constitución. Una Constitución que fue refrendada el 6 de diciembre 1978 con una participación del 67,11% y en la que salió aprobada por un 88,54% de los votos. Como muchos critican, esta Constitución tiene 36 años de historia y muchos sostienen que gran parte de la población actual no estuvo entonces para votarla. Quizás olvidan que la Constitución estadounidense, la más antigua del mundo, data de 1787 y en ella aparecía implícita la república como forma de gobierno. Una forma de Estado que nadie cuestiona en la actualidad si debe o no someterse a referéndum porque la población actual no votó entonces (han pasado más de 225 años). Además, cabe destacar que en 1978, el PSOE fue el principal defensor de la república (mientras que el Partido Comunista, con Santiago Carrillo a la cabeza, votó a favor de la monarquía) y ahora, sin embargo, se posiciona a favor de la monarquía siendo consciente de la inestimable labor que ha realizado. 

Volviendo al tema económico, compararé primero con otras monarquías y posteriormente con modelos republicanos. Junto con la española, son varias las monarquías que hay en Europa, casi todas en los países del norte. Los presupuestos en todas ellas son muy diferentes, pero hay que tener en cuenta las partidas que éstos recogen, ya que algunas como la española, mantienen partidas dependientes de otros ministerios de las que (lamentablemente) se desconocen su cuantía real. La partida de los PGE destinada a la Casa Real española, para 2014, consiste en 7.775.040€ (disponible en la web de la Casa Real). Esta partida se ha visto reducida en un 2% respecto al año anterior y en más de un millón de euros respecto a 2010. Este presupuesto no es, ni mucho menos, el sueldo de los Reyes de España. De esta partida, y antes de impuestos (un 40% de IRPF para el Rey y un 37% para el Príncipe), los sueldos estarían establecidos de la siguiente manera: 292.752 para el Rey y 146.376 para el Príncipe. De estas cantidades, aproximadamente una mitad iría destinada al sueldo en sí y la otra a los gastos de representación. Tras la abdicación estas partidas se verán reducidas, ya que la Princesa de Asturias no recibirá salario alguno hasta su mayoría de edad. De todo ese presupuesto destinado a la Casa Real la mayor partida va destinada a los sueldos de sus empleados (137), que se llevarían en torno a 4 millones de euros. A estas partidas, habría que añadir los gastos en los viajes oficiales, dependientes del Ministerio de Asuntos Exteriores, el mantenimiento de los vehículos que corresponde a Hacienda y la Guardia Real, que corresponde a Defensa. Por su parte, las residencias de los monarcas forman parte del Patrimonio Nacional. Podríamos señalar que el presupuesto ascendería presumiblemente hasta los 25 millones de euros.

La monarquía británica, por su parte, presenta un desglose de sus presupuestos mucho más transparente. Su retribución asciende a 42 millones de €, de los que se quedan fuera gastos tan importantes como los gastos en ceremonias y seguridad además de contar aparte con la retribución del Príncipe Carlos, que no se incluye en esas cifras. Por otro lado, otras coronas como la holandesa, reciben alrededor de 40 millones de €; la danesa en torno a los 13 millones de €, que además están auditados por una multinacional; la sueca aproximadamente 5 millones; la noruega cerca de 25, como la española; Bélgica ronda los 8 al igual que la luxemburguesa. Son cifras muy dispares si atendemos sobre todo al número de habitantes de cada uno de los países, para ver a cuantos euros sale la monarquía por habitante. Vemos como en relación habitantes - coste, España no está ni muchísimo menos entre las más caras aunque si podría tener una mayor transparencia tal y como demanda la sociedad.

Si pasamos ahora a la comparación con las repúblicas, debemos diferenciar primero entre aquellas presidencialistas, en las que el jefe de estado si tiene funciones, como la francesa o la estadounidense, de otras cuya jefatura no las tienen como la italiana o la alemana y se asemejan por tanto más a un sistema monárquico. En Grecia por ejemplo, una de las más opacas, el presupuesto ronda los 6 millones de euros, con un salario de 280.000€ más 90.000€ en gastos de presentación. La Alemana, dispone de unos 20 millones de euros, con un salario de 200.000€ (con un Jefe de Estado que no es elegido por los ciudadanos sino por legisladores y gobernadores de Estados), muy inferior al de la Canciller Angela Merkel (230.000 + 42.000 por ser parlamentaria) y en los mismos niveles anda la Jefatura de Estado de Portugal, con unos 15 millones destinados al Presidente de la República. Presupuestos nada desdeñables para unos representantes que ni siquiera recogen las funciones de Jefe de Estado del Rey de España, con una efectividad de representación en el extranjero casi nula. Si nos trasladamos a la vecina República Italiana, es dónde encontramos, de largo, la Jefatura de Estado más cara de Europa con un presupuesto de mas de 220 millones de euros, de los cuales la mitad va destinada exclusivamente a personal (más de 900). Un presupuesto nada transparente a pesar de su inmensidad y que contiene los 240.000 euros anuales que percibe su presidente, Giorgo Napolitano. 

Si nos movemos ahora a dos de la repúblicas presidencialistas por excelencia, la francesa y la estadounidense, vemos como en ambos casos son presupuestos elevados, pero hay que tener en cuenta que sus presidentes tienen funciones de gobierno reales. En el caso francés el presupuesto supera los 100 millones y su salario fue elevado en 2010 un 140% para igualarlo al recibido por el Primer Ministro,  y asciende a unos 240.000 euros anuales, en la linea de los demás Jefes de Estado europeos. Si nos situamos ahora en Estados Unidos, su presupuesto asciende a más de 1.000 millones de euros al año, incluyendo todo tipo de partidas, desde los viajes en el Air Force One hasta las pensiones vitalicias de ex-presidentes como Clinton o Bush y con un salario para Barack Obama de en torno a 400.000€.

Tras esta valoración entre monarquías y repúblicas, he demostrado que económicamente puede haber muchas diferencias, pero que nuestra Jefatura de Estado, sin ser todo lo transparente que debiera, no está entre las que más gasto suponen, incluso si comparamos las funciones que llevan a cabo respecto a otros Jefes de Estado. Por otra parte, he recordado que el modelo de Estado ya fue refrendado por los españoles y que la actual "marea republicana" atiende al auge que han tenido partidos de extrema izquierda como Podemos, con una gran presencia en las redes sociales y un gran poder de convocatoria para realizar actos reivindicativos en las calles. Además, he señalado que la preparación, para ejercer un puesto tan relevante como es el de Jefe de Estado, del nuevo monarca, difícilmente va a ser igualada por cualquier persona que pudiesen presentar los partidos políticos para la Jefatura de Estado, siendo la población española además, partícipes de un sistema de partidos en el que imperan las listas cerradas y que por tanto la aportación de la ciudadanía para la elección de otro Jefe de Estado sería casi nula, ya que el candidato sería presentado por los partidos en función, probablemente, de sus propios intereses y no de los intereses generales. 

Considero, además, que quien mire al pasado, o al presente se perderá el futuro, como decía el presidente Kennedy, y que por lo tanto no es necesario remontarse a comparaciones con las anteriores repúblicas que ha habido en España, una, la primera, que apenas duró unos meses, y otra, la segunda, que acabo en la más incivil de nuestras guerras civiles. Confiemos en los valores que encarna el Rey Felipe VI como nexo de unión todos los españoles y rompamos una lanza en favor de sus palabras: "una monarquía renovada, para un tiempo nuevo". 





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